En un mundo que suele glorificar la cultura del ajetreo y medir el éxito en función de la riqueza material, los conceptos de bienestar y abundancia suelen malinterpretarse o pasarse por alto. La verdadera abundancia va más allá de la prosperidad financiera y los logros externos; abarca un estado holístico de bienestar que incluye la salud mental, emocional, física y espiritual.